
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él. Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí.
JUAN 6: 55-57
La sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Quienes han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación participan con toda la comunidad en el sacrificio del Señor mediante la Eucaristía.
En la Última Cena, la noche en que fue traicionado, nuestro Salvador instituyó el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y su Sangre. Lo hizo para perpetuar el sacrificio de la cruz por los siglos hasta su venida, y así confiar a su amada Esposa, la Iglesia, un memorial de su muerte y resurrección: un sacramento de amor, un signo de unidad, un vínculo de caridad, un banquete pascual en el que Cristo se consume, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1322 y 1323)
En la Misa, en el momento de la Sagrada Comunión, los católicos preparados para recibir la Sagrada Comunión pueden hacerlo de la manera habitual.
REQUISITOS
Para conocer los requisitos de la Primera Comunión, llame a la oficina parroquial. Si desea aprender más sobre la Eucaristía y por qué los católicos creen en lo que creen, consulte nuestra clase de RICA, que se imparte de septiembre a abril y está abierta tanto a católicos como a no católicos.
Más información
La Sagrada Comunión culmina la iniciación cristiana. Quienes han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación participan con toda la comunidad en el sacrificio del Señor por medio de la Eucaristía. – CIC 1322